jueves, 13 de enero de 2022

Parasha 16 BeShalaj 5774 - El Camino de la gratitud


COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL 
Parashá 16 BeShalaj Éxodo 13:17 – 17:1
EL CAMINO DE LA GRATITUD

Esta semana estudiamos la Parasha Beshalaj (Cuando envió), en ella encontramos los primeros síntomas de una enfermedad espiritual del Pueblo de Israel que les traerá como consecuencia la estadía de cuarenta años en el desierto, pruebas, sufrimientos, y en el caso de toda una generación; La muerte. ¿Cómo se llama la enfermedad espiritual que tenia Israel de la cual no pudieron ser sanos? ¿Cuál es esta enfermedad de la cual aun necesitamos curarnos? Se llama INGRATITUD.

La porción de esta semana nos relata en varias oportunidades las quejas, lloriqueos e ingratitudes del pueblo de Israel hacia Moshé y el Eterno. Esto nos muestra que un factor determinante para nosotros al momento de leer la Tora y hacerla vida en nuestras vidas, es que consideremos no ser mal agradecidos como lo fueran nuestros antepasados en el desierto. La Tora no es un relato de la historia de un pueblo solamente, la Tora es un Árbol de vida, quien tenga hambre (necesidad) puede buscar en ella el fruto que saciara su alma y le ayudara a continuar por la senda del bien. Así que cada vez que vemos en la Tora estos ejemplos malos de un pueblo ingrato y sus consecuencias, en realidad estamos viendo verdaderas enseñanzas de cómo no debemos hacer nosotros para agradar al Eterno.

La raíz de la palabra hebrea “Tora”, que se vierte comúnmente como “ley”, significa “instrucción o guía” Por lo cual la Torá nos instruye cuando la estudiamos y nos guía por el camino correcto. De ahí, que todas sus historias, son verdaderas enseñanzas profundísimas para que el hombre logre su propósito en el mundo y sea pleno. Es por eso que debemos entender todo lo que la Tora relata de la salida de los Hijos de Israel de Mitzraim y de su estadía en el desierto y su eventual entrada a la tierra prometida, la tierra de Israel. Si comprendemos el mensaje de la Torá, sabremos cuales son  las trampas que nos pueden costar, la redención la libertad, y la heredad de la santa tierra celestial. Por eso, nuestro hermano, el Rab. Shaul de Tarso, escribía a la comunidad de Roma:

“Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza ” (Romanos 15:4)

Justo después de las plagas asombrosas que Hashem había enviado sobre Paró y la nación de Egipto, el pueblo había escapado con mano poderosa, pero cuando se enteraron que Paró los perseguía ellos comenzaron a quejarse:

Nos dice la bendita Tora:

“Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a YHVH. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto” (Shemot 14:10-12)

Esta es la primera de las quejas que Israel haría en el desierto. Todo el periodo que Israel vago por el desierto, hasta la entrada a la tierra prometida, se quejo delante de Moshé provocando la ira del Eterno. De aquí nace el mandamiento de recordar como hicieron airarse a Hashem, justamente mostrándonos que no debemos hacer enojar al Eterno con nuestras quejas. Como está escrito:

“Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de YHVH tu Elohim en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a YHVH” (Debarim 9:7)

Tenemos por lo tanto que “las quejas” son un aliciente poderoso para provocar la Ira de Hashem sobre uno.

Las quejas están presentes en toda la etapa de redención que vive el ser humano. Como en el caso de Israel, que apenas comenzó la redención de Egipto no tuvieron la mínima acción de gracias hacia Moshé como su libertador, ni hacia el Eterno como la fuente de toda su libertad.

“Que vea Hashem y juzgue – lo que nos han hecho abominables a los ojos del Paro, y a los ojos de sus siervos poniendo una espada en sus manos para matarnos” (Shemot 5.21)

Ellos no agradecieron al líder Moshé por haberse presentado con gran valentía ante Paro para pedir la libertad del Pueblo de Israel de la mano opresora de Egipto, sino que pensaron que esa acción de Moshé les traería más problemas y consecuencias, no tuvieron la más MINIMA decencia, fueron grotescos e ingratos. Ellos deberían haber comprendido que era muy difícil que Paro hiciera caso al primer aviso de Moshé, y aun así dar gracias a Moshé por tener la valentía de ayudarlos. Esto nos muestra que la gratitud es una actitud natural del ser humano.

Cuando nuestros pequeños niños son regaloneados (reciben obsequios) nosotros como adultos que somos les enseñamos a decir “gracias”. Porque es natural, es de buena educación dar gracias siempre por todo, aun cuando lo que recibamos no sea del todo agradable en primera instancia, uno debe dar gracias porque lo que creemos que no es realmente bueno, en realidad es necesario y se trasformara en algo que es muy bueno.
Del mismo modo los Israelitas debieron haber tenido una actitud decente y haber dado gracias a Moshé que había llegado a la presencia de Paro para exigir la libertad de sus vidas y las vidas de sus hijos ¿Qué otro líder hubiera hecho semejante acción, delante del rey más poderoso de la tierra? Moshé lo hizo, pero el pueblo no supo dar gracias. Esa falta de reconocimiento y de gratitud se iba acumulando en los registros celestiales, y al mismo tiempo iba extendiendo el exilio del desierto, una queja sobre otra queja sumaba y daban razón al tribunal celestial para que la redención no llegara de inmediato.

LA GRATITUD NO DEPENDE DE UN GRAN NIVEL ESPIRITUAL, SINO DE ALGO MUY BÁSICO, SER UNA PERSONA DECENTE.

Cuando hacemos un favor a una persona, esperamos que esa persona no olvide lo que un día hicimos por ella, y si lo olvida, nos molesta mucho, y decimos: “que mal agradecida es esta persona”. Porque es de personas decentes no olvidar el favor que alguien nos hizo, y es de personas educadas dar gracias.

Nadie puede alegar que no sabía nada de Torá, y que no tenía el suficiente conocimiento del Eterno, para dar gracias al Eterno, porque la vida misma nos va enseñando que uno debe dar gracias a todos siempre, cuanto más a los que han sido misericordiosos con nosotros y nos han ayudado ¿Cómo ha sido de misericordioso Hashem contigo? El pueblo de Israel, había olvidado los milagros, los juicios que Hashem había enviado a Paró y a Egipto y como el Eterno los había sacado con mano poderosa de esa nación. No tuvieron la mínima decencia de decir: “Gracias Moshe, pero la situación es difícil, te rogamos que puedas clamar a Hashem, para que él nos ayude” – antes dijeron: “¿Acaso no había tumbas en Egipto, que nos llevaste a morir al desierto”

Incluso está escrito en el Profeta Ieshaya (Isaías): “Conoce el Buey a su señor y el asno el pesebre de su dueño” (Isaías 1:3)

Por lo que si los animales son capaces de discernir quiénes son sus dueños, la persona no tiene escusa alguna para no saber dar gracias a su Creador. Expresar la gratitud al Creador, y a las personas es un actitud básica de la humanidad.

Luego de que el pueblo atravesara el Mar en seco y que sus ojos vieran como Hashem venció a Paró hundiendo sus carros y jinetes en el mar, volvieron a quejarse delante del Eterno, como está escrito:

“Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?” (Shemot 15:23-24)

Debieron haber pedido a Moshé: “Maestro estamos agradecidos de ti y tu guía, necesitamos agua, ruega por nosotros porque sabemos que a ti te oirá el Eterno” a cambio dijeron: “¿Qué beberemos?”- Estaban subestimando al mismo Di.s que los había hecho pasar en seco en medio del mar.

Si analizamos, toda persona que está en un exilio espiritual (como los Israelitas en ese entonces) no puede darse cuenta de las cosas que realmente importan. Si una persona desea algo, en medio del exilio, no hay ningún sacrificio que hacer, no hay ninguna dedicación antes, todo es ahora y rápido, de lo contrario las quejas comienzan. ¿Qué habría sucedido si ellos hubieran reemplazado las quejas por alabanzas al Eterno? La redención hubiera llegado de inmediato y el exilio se habría acabado.

Por lo tanto tenemos que la ingratitud lo único que hace es extender los exilios y demorar la redención.

Luego que Moshé endulzara las aguas en Mará, los hijos de Israel continuaron su viaje por el desierto y también se quejaron, como está escrito:

“Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de YHVH en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud” (Shemot 16:1-3)

En el exilio vemos que las personas a través de sus quejas, están dispuestas a negar toda la bondad del Eterno por necesidades básicas, como: “llenar los estómagos” Los Israelitas llegaron decir: “Ojalá hubiéramos muerto por mano de YHVH en la tierra de Egipto” solo porque no tenían la suficiente fe en que Hashem los iba alimentar, ni la mínima decencia de dar gracias por que hasta ese momento, èl no los había dejado ni desamparado.

Una persona que depende de las cosas externas para dar gracias aun es esclava de sus propios deseos. De aquí aprendemos la enseñanza del emisario Yaacov: “Pedís y pedís mal para gasta en vuestros deleites”, porque en realidad no está prohibido pedir, pero siempre debe hacerse con agradecimiento, con alegría, dando gracias a Hashem por lo que ahora se tiene. Según la Mishna la verdadera redención o  libertad es la del hombre que puede vivir agradecido en esta situación: “Pan con sal comerás, agua con mesura beberás, sobre el piso dormirás” (Tratado avot 6:4)

Esta es la fuente de todos nuestros sufrimientos, la falta de gratitud. El no actuar como personas decentes, un ser humano digno, por más materialista que sea, debe decir por lo menos “gracias” por todo lo que se hace por él. Cuanto más un hijo del Eterno debe tener su boca llena de gratitud todos los días de su vida. Sin embargo, la costumbre de quejarse es habitual en nuestra sociedad, pero poco y nada se sabe de la buena costumbre de dar gracias siempre por todo, incluso por lo malo.

Nos dice la tradición Judía y explica que si una persona piensa que sus oraciones deberían ser respondidas – ya despertó juicios severos para ella misma- Si una persona confía en sus meritos y no en la bondad de Dios, sus obras son revisadas exhaustivamente y tanto más cuando demanda algo o se queja.

LA ORACIÒN EN FORMA DE QUEJA NO SOLO NO ES RESPONDIDA, ESTIMULA MÁS DURAS SENTENCIAS

No hay peor pecado que la ingratitud, y es que ya lo hemos dicho, la misma, no esta relacionada con el nivel espiritual de una persona, sino que es una característica que todo ser humano debe tener de forma natural, todos saben dar gracias a quien les ha hecho el bien. Cuanto más terrible será, no solo no dar gracias, sino que llorar grat uitamente. A ningún Padre o Madre le agrada el lloriqueo gratuito y constante de sus hijos cuando reclaman por algo insólito que no necesitan. Y es que estamos hechos a la imagen del Eterno, y la misma relación que tenemos con los hijos, es la que Hashem tiene con nosotros en su calidad de Padre.

La peor de todas las quejas del pueblo de Israel, fue el llanto infundado que hicieron cuando oyeron las palabras de los espías que calumniaron a la tierra de Israel (Parasha Shlaj Leja), registrado en el libro de Bemidbar (números). Nos dice la tradición Judía que cuando Hashem vio el llanto gratuito de Israel, sin fundamento alguno, por la “lashon Hara” de los espías, entonces el Eterno les dijo: “USTEDES LLORARON EN VANO, AHORA YO ESTABLECERÉ QUE LLOREN EN SERIO A LO LARGO DE SUS GENERACIONES”

El lloriqueo gratuito trajo una consecuencia perdurable hasta estos días, sufrimientos y penurias y años de exilio por causa de las quejas infundadas.

“CUANDO UNA PERSONA LLORA Y SE QUEJA, EL CIELO REVISA SUS ACTOS, Y SU LLANTO Y QUEJAS SON INFUNDADAS, ENTONCES EL CIELO LE DA RAZONES VERDADERAS PARA LLORAR Y QUEJARSE, Y SI LA PERSONA A PESAR DE LO MALO ES DE CORAZÓN AGRADECIDO, ENTONCES EL CIELO LE DA VERDADERAS RAZONES PARA DAR GRACIAS”

Nos cuentan nuestros sabios que el llanto de los hijos de Israel, ocurrió un día 9 del mes de mes de av. Los rabinos establecieron un ayuno justo en ese día todos los años, que conmemora los dos eventos más tristes de la historia judía; La destrucción del Primer Templo (construido por el rey Salomón), y la del Segundo Templo. Estos hechos acaecieron en el mismo mes de AV Y EL MISMO DÍA 9. Tal como el pueblo lloriqueo infundadamente ese día, Hashem les dio dos razones concretas y fundadas por todas sus generaciones para llorar.

Si nos damos cuenta el pueblo de Israel, no actuó actos de lujuria, ni de actos de idolatría, ni de hechicería, ni de actos de robos y asesinatos, todo lo que hicieron fue lloriquear infundadamente una noche, ¿Cómo es posible que existan entonces que Hashem castigue a Israel hasta el día de hoy por el llanto de una noche? Y es que en realidad el Eterno no está castigando a Israel por llanto de esa noche, sino que por la ingratitud diaria que hay dentro del pueblo. Por esta razón tenemos graves problemas, divorcios, muertes, enfermedades, tribulaciones, porque el llanto y el lloriqueo diario es una práctica normal, y hemos pensado que es normal estar todo el tiempo llorando delante del Creador. Es más, muchas personas solo conocen al Eterno a través de los sufrimientos, pero muy pocos lo conocen a través de el agradecimiento.

El Eterno desprecia tanto la ingratitud, no puede soportar el lloriqueo gratuito, y las quejas infundadas, porque en realidad toda queja siempre es infundada delante de Hashem. No hay quejas delante de él que sean admitidas, él gobierna su reino como el más excelente y justo Rey y Juez, sus veredictos son verdad todo el tiempo.

Cuando nuestro Padre Iaacov lucho con el ángel de Esav (tradición) (Génesis 32:27-33) al amanecer el ángel le dijo: “DEJAME IR PORQUE DEBO RETORNAR AL CIELO A CANTAR MI CANCIÓN DE ALABANZA” Jacob le respondió al ángel: “NO TE DEJARE HASTA QUE ME BENDIGAS”, Entonces el angel bendijo a Iaacov: “NO SE LLAMARA MAS TU NOMBRE MÁS TU NOMBRE IAACOV, SINO ISRAEL”

Pero, ¿Qué bendición puede ser cambiarle el nombre a una persona? Si recordamos la vida del patriarca podremos ver que hasta ese momento, había sido una vida llena de engaños, pruebas y sufrimientos a causa de sus malas decisiones, pero solo hasta ese momento, porque él ángel le daría una bendición que cambiaría su vida y es que esta bendición consistiría en lo siguiente:

El nombre Israel, en hebreo se escribe de la siguiente forma:

ישראל

Del mismo modo la expresión “Canción a Dios” contiene las mismas letras que “Israel”: 

La bendición del ángel consistía en que desde ese momento Iaacov tendría una canción en su alma para Hashem, pues la bendición que pueda recibir cualquier persona tiene su origen en la gratitud. El ángel bendijo a Iaacov para que él llegue al nivel espiritual, en el que él siempre cante a Hashem, en toda situación que se encuentre, sea buena y mala, esa es la finalidad de Israel, que siempre sean agradecidos del creador, que publiquen al mundo su gratitud. No hay otra finalidad más grande que esta, que a través de nuestras acciones, oraciones, y liturgias proclamemos al mundo las bondades de nuestro Elohim, como está escrito:

“Yo he creado este pueblo pata Mí, mis alabanzas proclamara” (Isaías 43:21)

Que el Eterno nos de corazón lleno de gratitud, y este Shabat entremos en sus atrios con acciones de gracias, pues solo con la gratitud se abren todas las puertas cerradas, todos los candados y seguros que parecen impenetrables, son derribados con las palabras de agradecimientos al Creador, incluso los pecados más serios, los pecados que parecen que no tienen perdón, pueden ser remediados y perdonados, si el hombre entrega su vida para agradecer al Creador, pues todo es medida por medida, si estas en tinieblas, llanto y quejas, lo que debes hacer es doblegar ese mundo espiritual con luz, agradecimientos, y alabanzas, entonces cuando aceptes con amor los designios celestiales, y las consecuencias de tus malas acciones, él mismo creador aceptará con amor tu servicio y anulara todos los malos decretos contra ti, se paciente y vive agradecido de todo.

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