viernes, 21 de enero de 2022

Parasha nº17 Yitro 5774- Nos dio una Torá de verdad

COMENTARIO DE LA PORCION SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 17 Yitro / Año Hebreo 5774
Shemot / Éxodo 18:1 – 26:26

NOS DIO UNA TORA DE VERDAD

La porción de esta semana nos relata uno de los sucesos más importantes de toda la historia de la humanidad, solo comparables con la muerte y resurrección de Yeshuá el Mesías, y su segunda venida, estoy hablando de “Matan Torá”, la entrega de la Torá. El pueblo de Israel recibirá “La Torá” y esta entrega y recepción representara un “pacto” entre Hashem como esposo e Israel como “Novia”. De eso trata la porción que leemos esta semana.

La Torá no es “él pacto”, sino que el “pacto” contiene a la Torá como las obligaciones de la novia respecto de las demandas del esposo, y los derechos de la novia respecto de lo que el esposo se ha obligado a cumplir bajo la condición de que la novia sea fiel a las palabras de la Torá contenidas en el pacto. Así que cuando las escrituras, nos hablan de “Un Nuevo Pacto” (Jeremías 33:3) (Hebreos 8), no se están refiriendo a una nueva Torá, sino que a una renovación del pacto-alianza que Hashem hizo con Israel en el Sinai.

¿Qué es “Tora”?

Muchos amigos lo saben, pero otros lectores quizás aun no, permítanme una pequeña reseña sobre “que es Torá”: Es la palabra Hebrea que se traduce habitualmente en las traducciones bíblicas como “ley”. Sin embargo, la raíz de la palabra “Torá”, “instrucción”, es “yará”, que significa “lanzar”, “disparar”, “apuntar”, “marcar”, “señalar”.

Lo cual nos enseña que una de las funciones de la Torá es instruirnos, señalarnos, apuntarnos la dirección por donde el ser humano debe andar. La Torá es un manual. Tal cual, cada artículo nuevo, que necesita ser manejado, usted compra y trae consigo un número determinado de indicaciones para manejar bien el producto. Así también el ser humano, que es una nueva creación de Hashem al momento de nacer, necesita del manual de vida de la Torá, para saber conducirse, para ser feliz y evitarse un sin número de sufrimientos. La Torá por lo tanto, contiene todas las directrices para la vida, es un árbol de vida, que cualquiera que se allega a ella para cumplirla hallara sin duda algunas sus eternas bendiciones. Desde el episodio donde Hashem “desciende” al Sinai para hablar con Moshé y entregar su Torá a Moshé, comenzando por las “diez palabras” (10 mandamientos), la Torá será un estatuto de normas para el pueblo de Israel, sin embargo, la sabiduría de la Torá, su dirección e instrucción está presente desde el primer versículo (primera letra) de Bereshit (Génesis), hasta la última letra de quinto libro de la Torá, llamado Devarim (Deuteronomio). Respecto de esto, podemos extraer una bonita enseñanza:

La primer letra de la Tora es la letra ב “Bet” y la ultima letra de la Torá es la letra ל“Lamed”, si unimos ambas letras, formamos la palabra בל “LeB”, que es “corazón”. Lo cual nos muestra que la Torá se adquiere con el corazón, pero no solo eso, nos enseña que la Torá rectifica y cambia el corazón del hombre. Del cual el profeta Jeremías inspirado por el Eterno había dicho:

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”

Como solo Hashem conoce el corazón de cada Hombre, él nos ha dado un manual de vida, para que él corazón se mantenga limpio de engaños, y de perversidades, pues apenas el corazón se aleja de la Torá, se ensucia de toda obra mala, y el hombre se engaña asimismo tomando un camino de perversidad que terminara destruyéndolo.

También nos dice un Misdrah, que la primera frase de las diez palabras, comienza con la voz “anojoni” (Yo) para enseñarnos que para Hashem, es más importante la entrega de la Torá a Israel que haber creado el mundo, porque mientras el relato de la creación comienza con la segunda letra del alefato hebreo la ב Bet, los diez mandamientos comienzan con la letra א alef, la primera letra del alefato, de la palabra anoji.

Nos dice el Rab Elazar en otro Midrash, que durante 26 generaciones, la letra alef se quejo de no haber sido la primera letra de la Torá, siendo esta la primera letra del alefato, sin embargo, Hashem le dijo: “Te lo juro, todo el universo fue creado, solo por el merito de la Torá, y en el futuro cuando le entregue la Torá a Israel, comenzare los diez mandamientos contigo”.

Funciones de la Torá

La Tora no es solo un libro estático de normas, la Torá contiene vida y tiene múltiples funciones, que nos permiten entender para que Hashem nos dejó la Torá ¿Por qué nos dio este inmenso manual de normas, historias, e información, que aun estudiamos y del cual no nos cansamos de beber.

Veamos algunos versículos que nos servirán para aprender sobre cuales son algunas de las funciones de la Torá:

La Torá es un documento legal, que se utilizara en el futuro como instrumento de juicio, pues sus exigencias, o acusan a alguien o lo defienden:

“Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados, porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” (Romanos 2:12) 

A través de la Torá sabemos que es pecado, y que no es pecado, lo cual nos muestra el camina de la vida y de la muerte, cualquier infracción de la Torá es pecado y muerte, más la observancia de la Torá es un mandamiento (bendición) y vida en sí misma:

“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20)

"Todo aquel que comete pecado, infringe también la Tora; pues el pecado es infracción de la Tora." (1 Yohanan [Juan] 3:4).

La Torá y sus exigencias no cumplidas, generan y provocan la ira del Eterno. Y esto se debe a que toda la Torá está contenida de FE en el Creador, la esencia de la Torá, el espíritu de la Torá es la FE. Esta escrito: “El Justo por su FE vivirá”, y un Tzdaik es un guardador de los preceptos de la Torá. Esto nos muestra que una persona que no tiene fe, está faltando a la Torá y por lo tanto pecando. Shaul de tarso también escribió: “Todo lo que no es de Fe es pecado”, pues el espíritu de la Torá solo se puede cumplir a través de la FE, por esta razón es que la salvación es por FE, ya que solo la fe genuina en el Creador nos puede llevar a poner por obra de forma verdadera la Torá de Di.s:

“Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión (Romanos 4:15)

La Torá nos apunta que es pecado y hace que este mismo sobreabunde, lo cual causa dos efectos: La bondad de Hashem se multiplica al máximo, perdonando las infraccion es contra la Torá, y la Torá de Hashem se hace necesaria para que el perdonado siga la senda del bien y no siga en su pecado, colocando su FE y esfuerzo en la obediencia al Creador, confiando en la misericordia recibida de Hashem:

“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20)

“¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley n o dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí” (Romanos 7:8-9)

Pareciese que para algunos hermanos cristianos la Torá es un estamento de maldición, imposible de cumplir. Esta apreciación dista de la realidad bíblica: La Torá es ESPIRITUAL, la Tora es FE, la Torá es de Di.s, y solo los que viven en esas características pueden tener la fuerza espieitual para cumplirla, de aquí las siguientes afirmaciones POSITIVAS acerca de la Torá del Rab. Shaul de Tarso:

“De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12)

“Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7:14)

“Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena” (Romanos 7:16)

“Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios” (Romanos 7:22)

También está escrito que la Torá es un “ayo”, una especie de “guiá” para llevarnos a una meta principal, la cual es el Mesías, el varón perfecto, que es la estatura de un varón ideal que venció el mal, cumpliendo con toda la Torá:

“porque el fin (propósito) de la ley es el Mesías, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4)

Si Yeshuá es la meta de la Torá, no es para que dejemos de cumplirla, sino que es porque justamente él, Yeshuá, la cumplió. Yeshua es el “objetivo” de la Torá. El propósito de los mandamientos es que seamos como él lo fue, y que creyendo en él tengamos vida eterna. Así todo hijo de Hashem que es creyente en Yeshuá, está capacitado para llegar a la estatura de un varón perfecto, la estatura del Mesías:

“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos al Mesías, a fin de que fuésemos justificados por la fe. (Gálatas 3:19-24 versos intercalados)

La Torá ha sido por lo tanto un “ayo”, (y esta es solo una de sus tantas funciones), ha sido un conductor para que el pueblo de Israel y las personas redimidas de entre las naciones, habiendo sido libre del Egipto Terrenal, ahora sean libre del Egipto espiritual, pudiendo recibir la Torá en el corazón, mediante la fe en el nuevo pacto, vertido en la sangre del Mesías, que permite tener acceso a la Torá de vida eterna, la Torá espiritual, la verdadera Torá revelada en el Sinaí.

La belleza de la Torá

Todo creyente honesto y sincero debe aprender de las sagradas escrituras que ellas mismas dan testimonio de la Torá que Hashem le dio a Moshé, como él instructivo más importante que tenemos. La sabiduría que fue creada antes de todas las cosas, está contenida en la Torá. El Tehilim (Salmo 119) el capítulo más largo de la biblia, (no es casualidad) es el testimonio más grande, de que a Hashem le importo dejar claro que su Torá es una delicia, es camino por donde se debe caminar, es lumbrera al caminar, es miel al paladar, es más preciosa y valiosa que todos los tesoros del mundo. Para muestra un botón, veamos solo algunos versos: “Dichosos los perfectos de camino, Los que andan en  la Tora de Hashem” (Salmos119:1)

“Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley” (Salmos 119:18)

“Enséñame, oh YHVH, el camino de tus estatutos, Y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón, todo el día es ella mi meditación." (Tehilim 119:33-34)

“La mentira aborrezco y abomino; Tu ley amo." (Salmos 119_163)

“Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo” (Salmos 119:165)

Las escrituras están llenas de testimonios respecto de que la Torá de Hashem es una verdadera delicia al hombre que quiere conducirse por las sendas del Altísimo. La Torá pasa a ser una necesidad para el hijo y la hija del Eterno, cualquiera que se acerca a sus sendas hallará la vida. Por otra parte, debemos aprender a diferenciar las apreciaciones teológicas del Rab. Shaul de Tarso, que proponen una exposición más específica del porqué él hombre no puede cumplir la Torá de Hashem, cuando no tiene verdadera fe en el Creador. Son cientos de versos, sino miles los versos de las sagradas escrituras hebreas, que afirman que la Torá debe ser amada y llevada a cabo, y que sin ella el hombre perdería el rumbo.

Necesitamos la Torá que Hashem nos dio, no como el medio de la salvación (por decirlo de un modo más cristiano), pues solos, no nos podemos salvar, solo Hashem salva, como lo dicen las escrituras. Sin embargo, necesitamos la Torá de Hashem, porque habiendo ya sido “libres” y “salvos” a través de la fe en el Mesías Yeshuá de Israel, podemos acceder a todas esas bendiciones del mundo venidero en esta era presente. La Torá es la conexión entre el cielo y la tierra, la Torá es la senda del mundo celestial en el mundo terrenal. En la Torá están las cientos de llaves que necesitamos para una mejor vida. En la sabiduría de la Torá está la clave para vencer el pecado. En la Torá está la sabiduría para tener un buen matrimonio. En la sabiduría de la Torá están todas las respuestas, y todas las preguntas. ¿Acaso no es nuestra Torá, el libro que Hashem mismo dicto a Moshé, letra por letra?

La Torá que nos dio Moshé, como versa el sidur birkat shlomo, “esta es una palabra firme y buena dada con veracidad, un estatuto que no pasara”

“Porque ni una yod pasara hasta que todo se haya cumplido” Yeshuá el Mesías.

“Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen” (Proverbios 3:17-18)

Nos dice un Midrash (una Hagada), que antes de entregar la Torá Hashem a Israel, se rebeló a todos los pueblos. Al principio se rebeló a los descendientes de Esav, y les pregunto: ¿Quieren recibir la Tora? Y ellos respondieron: ¿Qué dice la Tora? Hashem les dijo: “No mataras” “No podemos pues la naturaleza de nuestro ancestro Esav era la violencia, la matanza, por lo cual no podemos recibir la Torá.

Luego el Eterno le pregunto a los descendientes de Ismael “¿Quieren recibir la Tora?”, ellos le respondieron: “¿Qué dice la Tora?” Hashem les dijo: “No Robaras”, entonces ellos dijeron: “No podemos recibir la Torá, porque la naturaleza de nuestro ancestro era el robo, por lo cual no pudieron recibir la Torá.

En cambio cuando HaShem le pregunto a Israel mediante Moshé, si ellos querían recibir la Torá, ellos respondieron: 

“Sí, la cumpliremos y estudiaremos” (Exodo 24:7)

אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5780

No hay comentarios:

Publicar un comentario