viernes, 4 de marzo de 2022

Parasha 23 - 5774 - La administración de los recursos

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORA
Parashá 23 Pekudei
Éxodo 38:21 – 40:38


Esta semana estudiamos la ultima parasha del libro de Shemot, la porción “Pekudei” que significa “cuentas de”. Hashem le pide a Moshe que de una cuenta de todo lo que se gasto en la construcción del Mishkan. Esto revela algo muy importante del corazón y del carácter de Hashem. La primera letra de la Torá es la letra “bet” (ב) y la ultima letra de la Torá es la letra “lamed” (ל), si unimos ambas palabras invirtiendo su orden, colocando primero la ultima y luego la primera formaremos la palabra “LeB” (בל) que es “corazón”, esto nos enseña que la Torá se adquiere con el corazón del hombre, pero algo mucho más valioso aún, que la Torá revela el corazón de Hashem de forma inversa, o escondido. Es decir, en la Torá vemos el reflejo (de lo que Hashem nos permite ver de él) respecto de cómo es él, y de que como él actúa en cada situación. Hashem nos muestra su corazón pero al revés, lo cual nos enseña dos cosas: Para que nosotros comprendamos que podemos entender de él solo lo que él permite que entendamos, “las cosas ocultas son de Hashem nuestro Elohim, y para nosotros las reveladas” y para que cada vez que veamos a Hashem haciendo algo el espera que nosotros seamos la proyección o la sombra de todo aquello que él hace en su grandiosa perfección.


Leemos en la bendita Torá:

“Estas son las cuentas del tabernáculo, el tabernáculo del testimonio, según fueron contadas conforme al mandato de Moshé. El servicio de los levitas estuvo bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aharón.” (Shemot 38:21)

De esta manera podemos comprender el espíritu de la Torá en el comienzo de esta porción, Hashem pide a Moshe, hacer cuentas claras, como testimonio a Israel, y a las naciones, dejando escrito en su Torá, que todo lo que él recibió, lo uso para la determinada obra de la construcción del Miskhan. ¿Quién puede decir que Hashem dio un uso diferente a las ofrendas del que había sido señalado al pueblo de Israel? Nadie podría acusar a Hashem de tal cosa. Justamente eso es lo que él evita al dar testimonio a través de Moshé de cada material usado. Sin embargo a pesar de esto, la Torá señala que en el pueblo hubo personas de corazón sospechoso:

"Estos son los recuentos del Mishkán..." (Éxodo 38:21)

En el recuento que hace Moshé de los gastos del Mishkán, solamente se calcula la plata, no el oro. La razón es que la plata se reunió a través de la donación obligatoria del medio shekel, que todos los Hijos de Israel debían entregar. Moshé se dio cuenta de que, inevitablemente, entre el pueblo habría personas de naturaleza sospechosa, buscadores de cuentas, y por ese motivo hizo el recuento de la plata. Sin embargo, el oro fue donado únicamente por personas de corazón abierto y generoso, entre las que no había lugar para la sospecha y la búsqueda de cuentas.

En cierta ocasión, Yeshuá nuestro amado Mesías nos enseño: “Sed perfecto o cabales como Di.s vuestro Padre es perfecto” Hashem como Buen Padre perfecto, espera que nosotros como hijos seamos perfectos en todo. Cuanto más si de asuntos económicos se trata.

Moshe había tenido un maestro, el mismo Bendito sea, Hashem fue su ejemplo a seguir. Nos dice la Torá, como dando testimonio de Moshe, que él jamás hizo abuso de poder de su posición de líder, a cambio sirvió todo el tiempo a su pueblo desinteresadamente. Debido a que Moshé era una persona íntegra e imitadora de Hashem, acepto de inmediato censar gasto de los materiales usados para la construcción del tabernáculo:

Como está escrito: Números 16:15b:

“No he tomado de ellos ni un solo asno, ni le he hecho daño a ninguno de ellos.”

Todo líder que maneja dineros y ofrendas debe ser sumamente cuidadoso de hasta el último peso que recibe, y dar cuenta a la comunidad de forma transparente, con el propósito de callar cualquier tipo de rumor contra su vida. Y aunque el siervo de Hashem tiene el derecho de comer del altar (respecto de los diezmos y ofrendas), como lo diría el Rab. Shaul, con todo, el líder no debe abusar de su autoridad, sino que cumplir con transparentar todo lo que la comunidad perciba. Como está escrito:

“Aceptadnos; a nadie hemos ofendido, a nadie hemos corrompido, de nadie hemos tomado ventaja.” (2 Corintios 7:2)

Todo lo que nosotros damos a Hashem es para nuestro propio beneficio. Es decir, creemos que damos lo nosotros hemos dispuesto, pero en realidad solo devolvemos a Hashem lo que él nos ha dado, por lo cual, al recibir del cielo, luego nos constituimos en deudores de él, y no en donantes.

Como está escrito:


“De Hashem es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan” (Tehilim 24:1)

“Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste” (Tehilim 89:11)

El pueblo de Israel dio con alegría, por lo cual fueron beneficiados por sus corazones alegres, con la presencia de Hashem en medio del Mishkan, no debemos olvid ar que el Tabernáculo represento en el fondo la señal del perdón de Hashem por sus pecados, especialmente el pecado del Becerro de Oro. Así que, la ofrenda sirvió para construir la tienda de reunión que simbolizaba el perdón, lo cual transformo a los Israelitas en deudores de Hashem, a pesar de que ellos ya habían dado sus ofrendas. De hecho, en esta porción el Tabernáculo es llamado: “El Tabernáculo del testimonio”, el testimonio de que Hashem perdono a los Israelitas. Esto nos enseña que siempre somos deudores del Eterno, que todo en la vida es un préstamo, que no somos dueños de nada, y que por lo tanto es una gran responsabilidad ser buenos administradores de nuestros recursos.

En el Midrash hallamos un comentario muy interesante que nos habla acerca de esta deuda que tenemos con Hashem. Los sabios Judíos comentan el siguiente pasaje de esta porción: “Estas son las cuentas del tabernáculo, el tabernáculo del testimonio” (Ex.38:21) Nos dicen ¿Por qué se repite la palabra “Tabernáculo”? y responden: Alude a los dos templos de que han existido en Israel, y que fueron dados como una “hipoteca” a los Judíos, por lo cual, les iban serian quitados de no haber saldado la deuda como correspondía. Los sabios infieren que se debe a que la palabra Mishkan (Tabernáculo) y la palabra Mashkon (Hipoteca) tienen las mismas letras hebreas.

Esta es una buena pregunta, pues a menudo pensamos que Hashem no pesa nuestras acciones diarias respecto del uso que le estamos dando a nuestros recursos económicos. La mala administración del dinero en las familias, ocasiona grandes sufrimientos y problemas difíciles de resolver, y los más afectados casi siempre son los niños al verse privados de una mejor y estable situación por la mala administración de sus Padres.

En las enseñanzas de Yeshua hallamos principios elementales para una sabia administración, de hecho no es casualidad, que gran parte de las enseñanzas de Yeshua estén enfocadas hacia el tema de la mayordomía de los recursos, veamos algunos de estos principios:

“El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. Por tanto, si no habéis sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas? Y si no habéis sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro?” (LBLA) (Lucas 16:10-12)

Una persona que administra mal las riquezas de este mundo “riquezas injustas” como les llama Yeshuá, no podrá ser digno de confianza para ser administrador de las “verdaderas riquezas”. Toda la revelación espiritual, los dones, los ministerios, toda la verdad de la Torá y todo aquello que es verdadero, está sujeto a una sola cosa: FIDELIDAD en lo poco. Esto es, ser honestos, transparentes, buenos administradores de lo que nos ha sido confiado, para ser meritorios de las riquezas eternas.

Por el contrario, quienes no son buenos administradores de sus recursos, y los despilfarran sin sabiduría en todo tipo de placeres innecesarios, son merecedores de un severo castigo. Tal es el caso de aquellas personas que vivían de la venta de productos que servían para el servicio del Templo, que no satisfechos con lo que obtenían de ganancias, siendo usureros subían los precios de sus productos, robando a sus hermanos Judíos, y faltando a la Torá del amor al prójimo. Como está escrito:

“La Pascua de los judíos estaba cerca, y Yeshúa subió a Jerusalén, y encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio.” (LBLA revisada)

Muchas veces usamos al Eterno, como ellos lo usaban para sus ganancias e intereses personales, solo para beneficiarnos de él en el área económica, pero no estamos dispuestos a servirle. Esto puede provocar la ira del Mesías, pues si bien no hemos vendido ningún producto dentro de las congregaciones, ni hemos hecho usura de ningún hermano, Hashem que conoce el interior nuestro sabe si cuando lo buscamos, o venimos delante de él es solo por interés, o porque realmente queremos servirle. Estas actitudes causan la ira del Mesías y atraen grandes consecuencias en la vida económicas de las familias.

Como está escrito:

“Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y t estigo de los padecimientos del Mesías, y también participante de la gloria que ha de ser revelada: pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo.”(LBLA revisada) (1Pedro 5:1-2)

Este pasaje es aplicable a los líderes, y también a la congregación.

La avaricia una forma de idolatría.

En cierta ocasión Yeshua previno a sus discípulos de tener como “dios” a las riquezas por sobre el Di.s verdadero, él nos dijo:

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24)

Las riquezas mal administradas se transforman en una forma de la idolatría. Está escrito literalmente que la avaricia es idolatría, ¿Qué es la avaricia? Es la actitud egoísta respecto de los recursos que se posee, o que se pretende poseer. En el caso de las personas con dinero y recursos que no ayudan a los más necesitados, que no proveen para las necesidades de su comunidad ni de su líder, que teniendo el poder para ejecutar una buena acción prefieren retener el dinero en su poder para invertirlo en ellos, o simplemente guardarlo. En el caso de una persona pobre, o de menos recursos también podría operar la avaricia cuando por ejemplo tenga la obligación de pagar a una persona tal cantidad de dinero, y teniendo el dinero, prefiere guardarlo hasta otra oportunidad, o cuando pudiendo salir adelante con los recursos y medio a que Hashem le ha proporcionado, espera cómodamente que Hashem y otros le solucionen los problemas sin él invertir tiempo, dinero, ni trabajo en aquello que pudiese ser una necesidad.

Uno debe practicar una vida sin avaricias, y esto significa que uno debe estar contento con lo que tiene por ahora, como está escrito: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5)

La persona que sirve a las riquezas, no pone nunca a Di,s primero en sus caminos, y si es que lo “llegase a tomar en cuenta”, como por ejemplo dirigiéndose a él en una oración, lo hará siempre desde el lado de la avaricia, esperando que Di.s le responda y lo beneficie, sin él haberse transformado en una persona de servicio a Hashem.

¿Cómo sabemos cuándo nos hemos vuelto avaros? Si estamos todo el tiempo pensando en las cosas de la tierra, en todo aquello que queremos, que vamos a comprar, y que necesitamos, es una clara señal que las riquezas han ahogado la palabra y nos han engañado.

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; (Colosenses 3:5)

“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15)

La avaricia es considerada idolatría y nace de una vida terrenal, no de una vida celestial. Si tienes tu mirada puesta solo en las cosas de acá abajo, ten cuidado las riquezas te están engañando:

“La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto” (Lucas 8:14)


Nuestro amado Mesías nos enseño muchos principios de buena administración. Uno de ellos tiene que ver con “el presupuesto”, aquello que poseo, y aquello que no poseo. Nadie puede pretender planificar su vida mensual de forma alterada a lo que percibe. Si hoy percibes un sueldo de 200 mil pesos, no puedes pretender vivir tener la vida y las comodidades de una familia que gana 500 mil pesos. Nos enseñaba nuestro amado Mesías:

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz” (Lucas 14:28-32)

El buen administrador toma conciencia primero de los recursos que posee, luego está alegre con lo que tiene, al punto de que se siente el hombre más feliz de la tierra, pues dijeron nuestros sabios: “¿Quién es rico? El que está feliz con lo que tiene”. El hombre sabio, toma todas las medidas primero antes de actuar y determina cuales son los montos prudentes que a de destinar a pagar cuentas, ofrendar en su comunidad, abastecer a su familia, etc. Con la ayuda de Hashem se verá beneficiado a la larga, pues habiendo cancelado todos sus compromisos no será esclavo de nadie, y estará listo para ser puesto en algo más debido a que fue fiel en lo poco. Como no mencionar el caso de Yosef, en la tierra de Mitzraim. Todos saben la historia, es un gran ejemplo de mayordomía y buena administración. Cuando las cosas vayan bien, uno debería hacer dos cosas, lo primero que nos muestra la Torá es: “Ahorrar un quinto” cada vez que recibas un cierto dinero, ahorra una quinta parte de ese ingreso como lo hiciera Yosef. Y lo segundo, es que uno debería depositar en la cuenta corriente del cielo. Y esto es, como lo dicen las escrituras. “Probadme en esto” “el que da al pobre a Hashem presta”.

Shavua Tov – Buena Semana.

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